“Si amas a alguien, déjalo ir. Si regresa, es tuyo. Si no regresa, nunca lo fue.”
Ahora aquí están las otras versiones:
DEL PESIMISTA: Si amas a alguien, déjalo ir. Si, como era de esperarse, no vuelve, nunca fue tuyo y nunca lo será.
DEL OPTIMISTA: Si amas a alguien, déjalo ir… y ni te preocupes que seguro que va a regresar.
DEL DESCONFIADO: Si amas a alguien, déjalo ir. y si por casualidad vuelve, pregúntale por qué volvió, adonde fue, con quien estuvo, y por qué coño tardó tanto en volver.
DEL IMPACIENTE: Si amas a alguien, déjalo ir. Si no vuelve en las próximas dos horas, llámalo al móvil, al fijo, ve a su casa, pregúntales a todas las personas por él, habla a los canales de TV y a las radios para que todo el mundo se ponga a buscarlo.
DEL PACIENTE: Si amas a alguien, déjalo ir. Si no vuelve ponte cómodo, mira TV, sal con otras personas, diviértete y sigue esperando hasta la eternidad que algún día regresará el muy desgraciado.
DEL JUGUETON: Si amas a alguien, déjalo ir. Si vuelve y todavía lo amas déjalo ir de nuevo, y así otra vez y otra vez hasta que se maree.
DEL VENGATIVO: Si amas a alguien, déjalo ir. Si vuelve, ahora vete tú, para que el muy sinvergüenza sepa lo que se siente.
DEL ABOGADO: Si amas a alguien, déjalo ir. Busca en el Código Civil la parte que habla del abandono de hogar por parte del cónyuge. Si te convienen los términos, entáblale juicio, complicale la vida y dejalo sin un duro en el bolsillo.
DEL ESTADISTICO: Si amas a alguien, déjalo ir. Si te quiere, las posibilidades de que vuelva son del 86%. Si no te quiere, tus relaciones caen en el campo de lo improbable con un margen de error del 3%.
DEL POSESIVO: Si amas a alguien, NO LO DEJES IR... NO SEAS IMBÉCIL
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