EL MUÑECO DE NIEVE


El muñeco de nieve
tirita de frío,
siempre tirita de frío,
tengo frío
decía el muñequito sin parar
y sin dejar de temblar.

Su vecino el panadero
que es muy friolero
le dejó su sombrero,
y la monja del convento,
que es buena y muy cariñosa
le prestó su bufanda roja.
El payasito de enfrente,
que le hizo un guiño antes,
le prestó al muñequito
un alfiler y dos guantes.

El muñeco de nieve
siempre tirita de frío,
y el cura del pueblo
le ha dejado su abrigo.

Pero un día salió el sol
y la nieve del muñeco
poco a poco se derritió,
y el muñeco desapareció.

Por las noches se le ve en el cielo
convertido en un lucero,
y ya no tirita de frío
porque lleva guantes, bufanda,
un sombrero y un abrigo...

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