EL SACAMUELAS


En mi pueblo al dentista
se la llama el sacamuelas,
tiene el aire de un artista
y estudió en muchas escuelas.

Al sentarte en el sillón,
te enseña las manos suyas,
te pone un babero de gasa
y te dice que no huyas.

Te pide que abras la boca,
toca los dientes, las muelas,
saca una broca, un cuchillo,
y en un mechero hace fuego.

Si yo puedo te la salvo,
tienes la muela picada,
te voy a mandar un remedio,
hoy no tapo el agujero.

Come puré de patatas,
caldibuche y salmorejo,
y no mastiques muy fuerte
no vayas a cargarte el puente.

Y te marchas cabizbajo
y con el carrillo hinchado.
Al cabo de una semana,
harto de caldos añejos,
vuelves con mucho más miedo
que tuviesen veinte viejos.

Te sientas en el sillón,
¡abre la boca!, te dice,
y te abre un agujero
en el que cabe hasta un dedo.

Tienes tanto dolor
que no lloras por pudor,
no lo puedes aguantar,
calma, tranquilo, repite,
que te lo voy a obturar.

Y de tanto abrir la boca,
te duelen todos los huesos,
no sabes si salir corriendo
o aguantar y seguir sufriendo.

Vuelve dentro de una semana,
para verte la muela por la mañana.
Y uno ya no vuelve más
a ver a ese sacamuelas,
que parece un carnicero
o un bribón de siete suelas...

1 comentarios:

pidase la otra dijo...

Pues, no es en verso, pero puedes encontrar otro sacamuelas acá: https://pidaselaotra.blogspot.com.co/2017/09/integracion-sistemica-en-la-medicina.html

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