MI PAJARITO


Yo tenía un pajarito,
lleno de vivos colores,
amarilla la cabeza,
rojos las patas y el pico,
y las alas y la cola,
de bellos y lindos colores,
y que le daba bizcocho
cuando se acababa el día,
por la tarde,
a eso de las ocho.

La jaula se la limpiaba
todos los dias al alba,
en la jaula había un baño,
donde él solo se bañaba.

Después le pongo el alpiste
y también le cambio el agua,
y le saco un poco al sol
encima de mi ventana.

Por unos pocos de duros,
se lo compré a un gitanillo,
un día al atardecer
muy cerca de un mercadillo.

Y el calé muy pizpireto,
me decía que le diera
por las noches un café,
para que cogiera bien el sueño.

Hice lo que me dijo el gitano,
y menuda que la armé,
lo primero que hice
nada más llegar a casa,
primero le despiojé
porque me decía mi abuela
que pájaro que no vuela
está llenito de miseria.

Una vez le despiojé,
le dí un sorbito de café,
y el pájaro estaba tan excitado
que estaba
canta que te canta
del anochecer al amanecer.

Tuve que ir disminuyendo
las raciones de café,
porque si no
estaría el pajarito
cantando del alba al anochecer
rumbas, valses y fandanguillos.

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